EL QI GONG Y LAS ARTES MARCIALES

Las técnicas de gimnasia energética del Qi Gong eran utilizadas, de forma preventiva, para conservar y mejorar la salud de monjes y laicos, para tonificar el cuerpo y hacerlo robusto, para demorar el envejecimiento, para desarrollar la longevidad, para abrirles a las técnicas espirituales y también para ayudarles a proteger su vida contra los numerosos peligros que acechaban a los peregrinos, a los contemplativos, o simplemente a los habitantes de estas turbias épocas de la antigua China. Pensamos especialmente en la dinastía de los Qing, período durante el cual se desarrollaron considerablemente el WU Shu y el Kung Fu.

Por lo tanto, forzadas por las circunstancias, las artes marciales se desarrollaron, pero lo hicieron en un medio original a menudo religioso o espiritualista. Esto explica por qué tomaron un sentido y una finalidad, que progresivamente revistió todos los objetivos simultáneamente: prevención y elasticidad, tonificación y robustez, longevidad y espiritualidad.

Tal es la forma particular que tomó el Qi Gong orientado hacia el combate y la defensa.

Existen dos formas de abordar el estudio de las artes marciales chinas dependiendo de sus estilos o de su origen. La primera distingue la forma Wai Dan, la alquimia externa, de Nei Dan, alquimia interna. Esta misma distinción sirve para clasificar los dos estilos de Qi Gong.

Jugando con las palabras, los chinos han empleado el término Wai Dan , alquimia externa, que designa habitualmente a la alquimia de los metales, para designar el estilo de ejercicios que desarrollan el control externo del cuerpo: músculos, fuerza y rapidez de los movimientos, cuyos objetivos defensivos y ofensivos son evidentes. Han reservado pues el término de Nei Dan, alquimia interna, a las prácticas físicas más espirituales.

 

Figura 3

El Yi Jin Jing de Da Mo.

 

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