EL WAI DAN KUNG FU

Es considerado como la aproximación más física y, menos espiritual de las prácticas de combate y se basa en la fuerza muscular, la agilidad y el control del aliento. El entrenamiento está principalmente centrado en ejercicios a velocidad real.

Los ejercicios preparatorios pueden ser lentos, utilizando la concentración y la respiración. Pero emplean la fuerza de contracción, incluso ligera, de los músculos. El resultado es una acumulación del Qi y por consiguiente de la sangre en el grupo muscular trabajado. En último término, en el Wai Dan, hay un desarrollo muscular como en el culturismo o en el aerobic occidental.

Los ejercicios de Bodhidharma representan el arquetípo del Wai Dan Kung Fu. Tradicionalmente el templo de Shao Lin ha representado en China la escuela de la alquimia externa (Wai Dan) o de la alquimia de los músculos (Jin Dan).

Del templo Shao Lin han nacido todas las técnicas de Kung FU tan espectaculares y apreciadas en Occidente, cuyos campeones a veces se han convertido en celebridades del cine, como Bruce Lee y Jackie Chan, por solo citar a los más conocidos.

El Wu Shu o los 5 estilos de boxeo relacionados con los animales, lo repetimos, derivan de la corriente Shao Lin: el boxeo del tigre, del leopardo, del dragón, de la grulla y de la serpiente. El título de la película de Bruce Lee «El furor del dragón.» entra completamente en esta tradición.

Estas películas contienen a menudo historias de rivalidades entre clanes y familias como realmente existieron. Pues la transmisión del linaje se hacía de maestro a discípulo. El primogénito era escogido frecuentemente por el maestro para la transmisión completa del arte y las técnicas más eficaces se mantenían ocultas, como verdaderos secretos familiares.

La práctica del Wai Dan busca la invulnerabilidad del cuerpo no solamente a los golpes sino también a las heridas de armas blancas. Las técnicas del « cuerpo de acero » asociadas al « lavado de la médula » son métodos que fortalecen los músculos y los huesos. Mediante la concentración del pensamiento, el adepto conduce el Qi y la sangre a una región particular de su cuerpo, mientras que un contrincante le golpea los músculos en este lugar. No solamente no siente los golpes, sino que además no hay ni marcas ni heridas. Puños o barras de bambú, al comienzo, que después se convierten en barras (le acero y hierro.

Cuando se produce el control de esta disciplina, asistimos a números de acrobacia o de resistencia del cuerpo muy apreciados por los chinos de hoy, como andar sobre puñales, romper con los puños bloques de piedra, romper rocas con la cabeza, etc.

De todas formas, como estos ejercicios no paran las balas de revólver, han acabado por perder mucha popularidad desde que se inventaron las armas de fuego. Demuestran sin embargo la superioridad del espíritu y de la concentración así como de la eficacia del concepto de circulación del Qi manipulado para endurecer el cuerpo.

Los resultados del Wai Dan hacen pensar en la analgesia por acupuntura. Mediante agujas colocadas en los puntos de acupuntura y su estimulación eléctrica se reproduce artificialmente una concentración del Qi en la región a operar. No solamente el enfermo no siente dolor o éste es soportable, sino que todos los experimentos han mostrado que los resultados de la operación son mejores y la cicatrización más rápida.

Aparte del fin marcial, la práctica general de Qi Gong ha conservado hasta nuestros días estos ejercicios en lo que se llama hoy el Qi Gong duro o Qi Gong tenso: el Jing Gong.

En el campo médico y preventivo, y sin tomar en consideración el entrenamiento de los espartanos masoquistas, estos ejercicios son interesantes para desarrollar la fortaleza física y la tonicidad de los músculos. La contracción del abdomen en el curso de respiraciones breves provoca Lina presión negativa que estimula y moviliza las fascias, masajeando los órganos.

Se pueden citar excelentes ejercicios, como la tortuga, el árbol, la urna de oro o el fénix (figura 4a). Uno de los de ejecución más simple se llama la barra de hierro: el adepto se mantiene rígido, extendido entre dos sillas, una bajo la nuca, otra bajo los talones, buscando a la vez mantenerse en un estado de relajación (figura 4b). Solamente el poder de concentración permite mantenerse durante largo tiempo en esta posición que como mínimo se podríamos calificar de incomoda.

El mérito de haber sistematizado y simplificado estas prácticas para uso de los occidentales en su libro Iron Shirt Qi Gong, pertenece al maestro tailandés Mantak Chia.

Además de estos ejercicios violentos o de ejecución rápida con respiración forzada, el desarrollo moderno del Wai Dan Qi Gong consiste hoy en series de ejercicios que fortalecen los músculos y la estructura corporal mediante movimientos lentos de flexibilidad combinados con la respiración como el «Yi Jin Jing» heredado de Bodhidharma del que ya hemos hablado.

Esta serie sólo representa un ejemplo cuyas variantes son numerosas y han sido objeto de láminas murales editadas ampliamente en China Popular para la práctica cotidiana del pueblo chino.

 

Figura 4b

La barra de hierro

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