“Consiguiendo que tu alma espiritual corporal abracen la unidad, ¿cómo puedes abandonarla? Concentrando tu energía y alcanzando la elasticidad ¿puedes convertirte en un recién nacido?» .

INFLUENCIAS PARA LA PRÁCTICA DEL QIGONG

LA ESCUELA TAOISTA

Lao Zu, figura mítica de la Antigüedad (el gran Lao Tscou) cuya existencia incluso es cuestionada, habría vivido en el siglo VI antes de jesucristo. Es considerado como el autor del Tao Te King. Se dice que conoció a Confucio (552- 479 a .C), e incluso hay un diálogo recogido por Su Ma Tahu, el primer historiador de China, hacia el año 100a.C. Pero incluso este historiador planteó sus dudas sobre la existencia del «Viejo Maestro».

A pesar de todo su libro sigue siendo uno de los más traducidos de la literatura china. En el capítulo 10 de esta obra, se citan técnicas físicas para cultivar la longevidad:

 

 

 

Tales son, con el Nei Jing, las referencias más antiguas de las que tenemos conocimiento sobre la práctica taoísta de los ejercicios físicos.

A partir de este origen, se suceden numerosos maestros, como el famoso Chang Zu (Tchang Tscou) que escribió en el Nan Jing, 300 a .C, que el hombre verdadero respira hasta los talones.

El Taoísmo se apoya en una fisiología energética, en la existencia de la circulación del Qi y de la sangre, en el funcionamiento de los cinco órganos y seis entrañas, de acuerdo con las teorías cosmogónicas de los cinco elementos y de las seis energías.

Los ejercicios físicos forman parte del arte preventivo para conservar el cuerpo saludable. Su desarrollo médico se convirtió en el Qi Gong terapéutico para tratarse a uno mismo y reforzar el vigor del organismo, constituyéndose en una disciplina completa de la medicina china, junto a la acupuntura, las moxas, la farmacopea, la dietética y los masajes y manipulaciones Dao Yin y, An Mo de la que forman ya parte integrante.

Pero de forma intrínseca, los ejercicios son practicados con el fin de refinar las energías del cuerpo para acceder a los estados mentales superiores de la espiritualidad y al conocimiento trascendente a través de la visión interior intuitiva.

Esta operación voluntaria se llama alquimia. Los chinos son por otra parte sus inventores. La alquimia de los metales, importada más tarde a Occidente por los árabes, era considerada por ellos como la alquimia externa: Nei Dan, por oposición a esta alquimia interna: ATei Dan, de los ejercicios físicos y espirituales.

En esta alquimia los tres tesoros del cuerpo son el Jing, el Qi y el SI-len. El Jing, la esencia seminal, debe ser transformada en Qi en el calentador inferior, el Dan Tian, el fogón inferior, centro situado bajo el ombligo.

De ahí, debe ser conducido mediante la concentración al «calentador medio» que corresponde al plexo solar, o bien al tórax, segundo calentador.

El poder del Jing transmutado en Qi debería de esta forma hacer que el adepto fuese capaz de sublimar esta energía en Shen, es decir en principio espiritual a nivel del tercer ojo, el tercer calentador.

Estos tres niveles llevan el nombre de campos de cinabrio, antiguo término de la alquimia interna utilizado en la alquimia externa.

Estas etapas de transmutación alquímicas se apoyan sobre el control de la respiración añadido a la toma de conciencia y a la sensación física del Qi, de la energía que circula en los meridianos y, en el interior del cuerpo. El trabajo podía desarrollarse en diferentes posturas: acostado, sentado o de pie.

Estas técnicas originales del Taoísino han permanecido vivas sufriendo variaciones y perfeccionamientos en el curso de los siglos.

Constituyen la base de lo podría se podría llamar el Yoga chino. Estos métodos, que siguen practicándose hoy, son la joya del Qi Gong, su utilización mas sutil.

De la literatura del Qi Gong taoísta, retendremos varios textos y algunas técnicas celebres, que siguen practicándose tanto en China como en Taiwan y en las comunidades chinas de las grandes ciudades americanas.

Es importante citar el tratado relativamente reciente del maestro taoísta Zhao Bi Chen, traducido en francés por Catherine Despeux (16) que prueba la vivacidad siempre actual del Taoísmo. En el pasado antiguo, la obra clave de la literatura sobre la gimnasia taoísta fue sin duda el Thai Jing Dao Yin Yang Sheng Jin (Manual de la nutrición de la fuerza de la vida mediante los ejercicios físicos y los automasajes), colección citada por Needham que (lata del período situado entre el fin de la dinastía Tang y los primeros (le la Song (59).

Este texto no contiene ninguna ilustración, sino ejercicios lentos, concentrados, que imitan los movimientos de la grulla y de la tortuga, animales reputados por su longevidad y cuyos ejercicios son descritos en el texto. El adepto debe ejecutarlos con concentración y detenerse antes de la transpiración. Tal es la recomendación de los taoístas que consideraban al sudor como el signo de una pérdida del Qi y, de la vitalidad. Como en Hua Tuo, los ejercicios deben ser ejecutados naturalmente, como tina puerta que gira sobre sus goznes. Esta forma lenta y mesurada de moverse se llama Nei Dan. Ha inspirado a lo largo de los siglos un estilo de Qi Gong que los chinos actuales llaman Qi Gong relajado, Qi Gong de nutrición interna o también Nei Yang Gong. Mas tarde inspirarla el Tai Ji Quan.

Sin entrar en los detalles, precisemos enseguida que el Nei Dan, «la alquimia interna», representa también uno de los estilos de artes marciales en los que el acento se pone sobre el control interior del aliento más que sobre la fuerza de los músculos y la violencia de los golpes.

Otro texto describe una técnica célebre mencionada en todos los clásicos actuales de Qi Gong, es el Baduanjin Fa (ocho ejercicios elegantes de Chun Li Chuan descritos en este libro). Este texto data del siglo VIII.

A lo largo de los siglos, los grandes médicos a menudo fueron grandes taoístas y añadían a los suyos nombres de iniciados. Razón por la que en algunos grandes clásicos de la acupuntura, podemos encontrar técnicas físicas o espirituales.

Pien Cho en el Nanjing describe ejercicios respiratorios, Chang Cliun Gien y Wei Bo Yang describen también técnicas que acompañan la enseñanza de la acupuntura en célebres obras consideradas como clásicos. Tal es el caso también de SUn Su Miao de la dinastía Tang (618-907) que describe en su célebre Prescripciones que valen mil piezas de oro, un método para guiar el Qi:

«Para preparar el espíritu de cara al ejercicio de la respiración, hay que estar en una habitación tranquila, cerrar la puerta y colocar un colchón caliente con una almohada de aproximadamente dos pulgadas, media de espesor, tenderse sobre la espalda bien estirada, cerrar los ojos y después respirar profundamente con el diafragma de forma que una pluma colocada delante de las narices no se mueva. Respirar así ,300 veces hasta que las orejas no perciban ni un solo sonido, los ojos ya no vean nada, ningún pensamiento llegue al espíritu».

Se debe también a Sun Su Miao la creación de los seis sonidos terapéuticos, técnica que asocia un movimiento del cuerpo a un sonido particular para cada uno de los 'principales órganos. Comprendamos que, cuanto mayor era el control del Qi, más grande era el arte del médico. Estos precursores proporcionaron a China la preciosa herencia de ejercicios creados con el fin de permitir a los más desfavorecidos, y principalmente a los enfermos, aumentar SU Qi y tratarse, Esta tradición ha permanecido viva en China hasta hoy, donde los descubrimientos prosiguen como ocurre en el tratamiento del cáncer y enfermedades crónicas.

 

LA ESCUELA CONFUCIANISTA

Paralelamente al Taoísmo, y tomando mucho de él, otra corriente cultural iniciada por Confucio influyó en la práctica del Qi Gong.

Basada en leyes y en principios morales, la doctrina filosófica de Confucio, distinta de toda religión o metafísica, influenció las relaciones y las reglas de la sociedad china a partir de los Reinos Combatientes y permanece viva aún en las costumbres chinas a través de su herencia cultural. Confucio (551- 479 a .C) había vivido el período decadente que precedió a los Reinos Combatientes, al final de la dinastía Han, mientras que el imperio feudal de la época se hundía. De ahí nacieron sus deseos de reforma y su obra. Su trabajo y sus ideas fueron recogidos por Mencio (374 - 289 a .C).

La opinión de Confucio sobre el Qi Gong y los ejercicios físicos no se halla muy alejada de la de Juvenal al que se le atribuye en Occidente la fórmula « Mens sana in corpore sano » -Mente saba en cuerpo sano-.

El sabio aprobaba la práctica de los ejercicios físicos puesto que estos podían a la vez aumentar el vigor, formar el carácter, alentar las buenas eliminar las malas e imbuir la noción de lealtad.

El confucionismo enseña que el cuerpo dado por los padres debe retornar “neto y entero” al respetado dominio de la muerte. El Qi Gong de esta doctrina insiste en el control del pensamiento, la sinceridad y la fuerza moral. A pesar de esta representación dogmáticamente moralista, el objetivo al que apunta la práctica no se halla tan alejado de los taoístas; hacer surgir el equilibrio por encima de las pasiones: «Mientras que no haya perturbaciones de la voluntad, cólera, tristeza o alegría, se dice que el espíritu se halla en estado de equilibrio. Este equilibrio es la raíz a partir de la cual van a nacer todos los actos de los seres humanos en el inundo».

Tsze-Tsze, un discípulo de Confucio, introduce dos conceptos fundamentales en el Confucianismo, e importantes para la práctica del Qi Gong: el Chung y el Yung.

Chung es la virtud del equilibrio, o «situarse sin inclinarse a la derecha o a la izquierda». Esto debe comprenderse como la moderación en cualquier cosa. Nada está prohibido: bebidas, especias, vestidos confortables, etc. pero nada se exagera ni en la ascesis, ni en el lujo o la Lujuria. Esta virtud debe relacionarse con la actitud justa preconizada por el budismo Mahayana, conocida como «vía del medio», del equilibrio, y tampoco está alejada de la «no acción» del taoísmo.

Yung es la persistencia o «la continuación sin cambio».

«No se debe abandonar el buen camino un solo instante; si podemos apartarnos de él, no se trata del bien camino».

Yung nos remite a la Paramita de «disciplina» del Budismo, mientras que el deseo de trazar de antemano una actitud correcta no ha sido la preocupación mayor del Taoísmo, cuya enseñanza deja a la naturaleza del hombre el cuidado de definir sus actos, buscando mas bien una moral del gesto auténtico y espontáneo que una ley rígida preestablecida. En el campo del Qi Gong, Yung es la virtud que nos indica que nada se obtiene sin una disciplina regular, basada en hábitos cotidianos; un estilo nuevo en el que el Q¡ Gong se integra en nuestra vida.

Entonces ya no hay verdaderos esfuerzos y los resultados se cumplen.

Lo que los taoístas han dejado entrever, los confucionistas lo han regulado para ayudar a la gente de nivel medio a progresar. De este modo la civilización china se ha beneficiado de una influencia cultural ambigua, entre la ley trazada de antemano como disciplina a seguir sin discutir, y la ley extraída de la inspiración, de la espontaneidad del momento, despierta a lo que es.

En la práctica de tina conducta justa, junto al espíritu, se reserva un lugar al Qi, a la energía. Mencio, discípulo de Confucio, en la primera parte del libro II expresa:

«El espíritu es el comandante del Qi, y el Qí es aquello de lo que esté lleno el cuerpo. El espíritu ostenta la autoridad suprema y el Qí viene después. Por lo que es preciso siempre conservar el espíritu y abstenerse de gastar el Qí deforma inadecuada».

 

Articulos Relacionados...

Nei Dan | Dao Yin