EL HOMBRE ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA
El hombre está entre el Cielo y la Tierra , respondiendo a uno y a otra. En ese sentido es un microcosmos, un modelo reducido del universo o macrocosmos. Está hecho a imagen del Cielo-Yang y de la Tierra-Yin. Siendo además interdependiente con el cosmos. Así lo dice la tradición taoísta china.
Esta visión del hombre y de sus relaciones con el universo es fundamental para la práctica del Qi Gong.
Si nos referimos a la Gnosis taoísta, los conceptos del hombre y del universo derivan de un pensamiento interior, inductivo e intuitivo. La cosmología del Tao es una ciencia nacida de la meditación. En esta cosmología, no hay un universo sino múltiples universos que tienen puntos de intersección con el nuestro, pero que no son perceptibles. Por lo tanto no es posible detectarlos mediante la simple observación.
De la nada inicial del Tao, o del Qi primordial, emergen todas las manifestaciones materiales gracias a un principio soberano que existe en sí mismo: el Tai Chi o el Tai Ji. El Tai Ji, es a la vez el principio de oposición y de complementariedad en la alternancia.
Estas dos polaridades son el Yin y el Yang. El Taijí como principio permite la materialización de los fenómenos tangibles.
Es la prefiguración de los principios de entropía y de negantropía, de atracción y de repulsión en el campo de la física, de la energía y del átomo, por ejemplo. Fritjof Capra, físico de Berkeley, ha desarrollado esta tesis en su libro «El Tao de la Física ».
Todo lo que existe, cada ser, cada fenómeno, está sometido a esta ley del Yin-Yang. En tanto que fenómeno, el hombre procede del Yin-Yang, y simbólicamente, el Cielo representa el arquetipo del Yang; la Tierra , el del Yin.